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viernes, 10 de noviembre de 2017

RECUERDOS DE UN VIAJE

Un viaje siempre brinda una serie de experiencias y aprendizajes. Ayuda a ampliar nuestra forma de ver la vida y por supuesto no solo se conoce nuevos lugares sino sobre todo personas.


El viaje al que me referiré en esta oportunidad es al último realizado cuyo destino fue el hermano país del Ecuador (Guayaquil, el Parque Nacional de Cajas y Cuenca). Ello fue posible gracias a la invitación de la Municipalidad del Distrito Metropolitano de Guayaquil y de la Fundación Municipal Turismo para Cuenca y a la generosa gestión de mi amigo Rolando.

En artículos anteriores hemos hecho ya un recuento del viaje, el que realicé como parte de un viaje de prensa junto con otras 10 personas. Sin embargo solo tengo contacto aún con una sola de los participantes, Ana. Pese a los escasos recuerdos respecto los “acompañantes” del viaje, ello  se ve compensado gratamente y en primer lugar con la entrega y dedicación de nuestros anfitriones en Cuenca, Felipe Cardoso y Juan Muñoz así como de Cecilia Vicuña y Tania Sarmiento, Directora Ejecutiva de la Fundación, quienes hicieron de nuestra estadía en Cuenca una experiencia maravillosa. 
Junto a  ellos mencionaré también el impecable trabajo de Rómulo Ortega, accionista de la empresa COTRATUDOSSA. Menciono a ellos en primer lugar pues ahí nos sentimos no solo muy bien atendidos sino con grandes muestras de aprecio. En Guayaquil nos trataron también muy profesionalmente aunque faltara el “plus”. Ello también lo sentí en ambos hoteles donde nos alojamos; el Palace en Guayaquil y el San Juan en Cuenca (gracias a Claudia Cruz y a todo su equipo).

Guayaquil, como dijimos es una ciudad alegre y “movida” en tanto Cuenca es más “serena” y señorial aunque el balance de experiencias en ambas ciudades fue el ideal para un viaje de una semana. Un detalle especial es el sentimiento profundamente católico de ambas ciudades, lo cual celebro. En Guayaquil se da cada año la Procesión del Cristo del Consuelo, cada Viernes Santo; partiendo de la Parroquia Cristo del Consuelo hasta la Iglesia Espíritu Santo. Y en Cuenca, El Pase del Niño Viajero (24 de diciembre), el Corpus Christi, el Festival de Luces en homenaje a Nuestra Señora del Rosario, Reina de Cuenca y del Azuay (7 de diciembre) y la Semana Santa, Mención aparte es el Santuario de la Virgen de Cajas y la extraordinaria historia de Patricia Talbot, de quien escribiremos posteriormente.





Las muestras de simpatía fueron igual de generosas en ambas ciudades. Guardo gratos recuerdos de un vendedor de diarios en Guayaquil que me “fió por unos minutos” la compra de un diario (sin que supiera siquiera en dónde me alojaba). Otra gratificante experiencia fue el gesto de un vendedor ambulante en Las Peñas (Guayaquil) quien me invitó a probar sus productos o la amigable charla que sostuve con un hincha del Barcelona en el Museo de los Equipos del Astillero




Ni qué decir de un profesor de artes marciales en Cuenca, Abriam Barrera; de la entretenida conversación con la señora Carlota Vélez Villacis de la afamada panadería Villacis y la charla con Don Juan Gonzáles Harris en el Parque Nacional de Cajas. Tampoco olvidaré la gentil atención de toda la gente en EL CAFÉ D RIO (bajando el Faro en Guayaquil)
A estos recuerdos  añado otros como las conversaciones con gente en los parques y calles de ambas ciudades tales como un grupo de jóvenes estudiantes de Psicología en el Mirador Turi en Cuenca o con guayaquileños en la Plaza Centenario sobre un tema que nos apasiona, el fútbol.




Debemos destacar los esfuerzos de todos para poner en valor la gastronomía ecuatoriana y mis agradecimientos a nuestros anfitriones; la Escuela de los Cheffs ISAC y su Director el afamado cheff Santiago Granda quienes hacen una tremenda labor para rescatar a las “huecas”; el chef  Daniel Contreras de DOS SUCRES y la escuela de cocina La Warmi de Catalina Abad y Tatiana Rodríguez en Cuenca.

También debo agradecer las gestiones gracias a las cuales fui invitado al sintonizado noticiero de mediodía en Radio Católica de Cuenca y a una conversación informal en la empresa de Agua y Saneamiento de Cuenca (ETAPA), ejemplo de eficiencia.

Guayaquil y Cuenca caminan con buen norte y a pesar de las apreciaciones de una persona que comentó uno de mis artículos, creo Cuenca es un fabuloso destino no solo para hacer turismo (Premiada por la World Travel Awards (WTA) sino para vivir como lo testifican más de diez mil personas que han ido a vivir a esta ciudad luego de pasar al retiro laboral. En el caso de Guayaquil, como ya lo dijimos, el Malecón y sus barrios típicos le imprimen un sello especial.
Somos conscientes que Latinoamérica aún no ha podido derrotar la pobreza y a todos los problemas inherentes más puedo decir que en Cuenca no vi miseria y me sentí seguro como lo experimenté también en Guayaquil, aunque algunos digan lo contrario. Hago votos para que sus alcaldes, Marcelo Cabrera (Cuenca) y Jaime Nebot (Guayaquil) sigan trabajando por el bien de sus ciudades y de sus habitantes.

Finalmente quiero reiterar lo expresado muchas veces. La Paz sellada hace 19 años ha sido uno de los factores –quizás el más importante- para que este viaje fuera una extraordinaria experiencia. Lo digo de corazón y con el único ánimo de ser fiel a la objetividad y a la gratitud con los hermanos ecuatorianos que nos atendieron y en especial a FELIPE CARDOSO Y JUAN MUÑOZ.

SALUD CON UN CANELAZO Y UNA SODA DE SOJOS¡
MUCHISIMAS GRACIAS¡

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