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jueves, 20 de julio de 2017

BASTA DE CHOSICANOS Y ORIONES

Foto: Andina
Cuando transitamos por las calles de Lima y sufrimos su tráfico infernal, se nos viene en mente varias cosas cuya desaparición en vez de haber sido un gran salto hacia adelante terminaron siendo una maldición para esta Lima Querida.
Una de las primeras cosas que desaparecieron fueron los tranvías que al final de su existencia dieron pase a los buses alemanes Bussing como parte de un sistema municipal de transporte que terminó quebrando y su heredera,  la empresa ENATRU (Empresa Nacional de Transporte Urbano) terminó fagocitada por la crisis de los 80s.

Como dice un dicho antiguo, “a veces el remedio termina siendo peor que la enfermedad” y esto fue el transporte en combis, primero en la ruta Avenida Tacna-Miraflores. Los buses atiborrados no podían atender la creciente demanda de pasajeros siendo entonces que se “liberalizó” el transporte urbano de pasajeros dando paso a la importación de unidades de segundo mano y de “timón cambiado”. Esto se convirtió también en un “colchón de autoempleo” que absorvió la mano de obra de miles de empleados públicos que tuvieron que salir del Estado y sus empresas quebradas.

El remedio fue temporal y la demanda pudo ser atendida pero la informalidad llevó a que las rutas se llenaran de “combis y coasters” y de conductores que no respetaban ni las señales  ni el reglamento de tránsito. Han pasado algo más de 25 años y seguimos hablando de demanda mal atendida a pesar de intentos de reformas inconclusas y la aparición de corredores exclusivos como las rutas Rimac-Miraflores; La Marina-Javier Prado y San Juan de Lurigancho – Lima;  del Metropolitano sin que aún acaben de construir el tramo que una el terminal del Naranjal con Carabayllo y que debería ser inaugurada en el año 2018 y la Línea 1 del Metro de Lima (la Línea 2 no se sabe cuándo estará concluida).

Lima es el principal destino en cuanto a llegadas de turistas, muy aparte que es el principal hub que une el país con todos los destinos sea usando vía terrestre o aérea, sin embargo presenta  este citado problema que imposibilita ofrecer una ciudad más segura y ordenada. Grandes obras aún están en pendiente como la extensión de la Costa Verde que unirá la costa sur con el Callao y ni qué decir de la ampliación del Aeropuerto Jorge Chávez, el mismo que ya trabaja a su máxima capacidad ocasionando que en las horas punta halla atrasos y demoras.
A ello hay que sumar varios temas pendientes que deberán ser afrontados con decisión y eficiencia como la creación de una Autoridad Unica de Transporte Lima-Callao; una reforma integral del sistema de taxis y colectivos, los mismos que hoy transitan de forma informal en una gran medida siendo causantes de la congestión vehicular y la puesta en marcha de otros corredores viales transitados por buses modernos que reemplacen de una vez por todas a vetustas e inseguras unidades. Basta ya de empresas fantasmas como Orión o El Chosicano.

Ojalá que el Ministerio del Ramo y las Municipalidades de Lima Metropolitana y el Callao tomen al toro por las astas y se aboquen a la solución del grave problema que aqueja a ambas provincias. Y por supuesto que la solución tiene que ir acompañada de la inversión privada como las que han realizado empresas de transportes como la Línea 18, modelo de gestión, y que las empresas de transportes interprovincial retiren sus terminales de las zonas céntricas y al igual que, por ejemplo, la Terminal Lima Norte se muden a zonas donde causen menos congestión.


Esperemos que la modernidad llegue de una vez por todas al sector de transporte urbano de pasajeros y la infraestructura que se requiere esté ya disponible al servicio de los sufridos usuarios.

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