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jueves, 25 de abril de 2013

LIMA Y LOS LIMEÑOS: DE AYER, HOY Y SIEMPRE



Hablar de Lima y los “limeños” siempre ha sido motivo de largas discusiones. Algunos, muy pocos ya, hablan del auténtico “limeño mazamorrero”; hoy, la gran mayoría, hablan del limeño emergente, del aquel que es producto de un crisol de razas y culturas. Lo impensable es ya realidad; expresiones musicales la cumbia se escucha por igual en Asia como en “El Huaralino” y el “tallarín a la huancaína” o la quinua antes denostados hoy ya forman parte de la carta de los restaurantes “top”.
Si retrocedemos a 5 mil años atrás, podríamos estar frente a uno de los habitantes que formaron parte de los inicios de la civilización del Perú  y que habitaban la zona de la huaca “Paraíso”. Lima fue por muchos años el centro de un conjunto de centros religiosos cuyos restos se esparcen a lo largo y ancho de la actual capital del Perú. Con la llegada de los Incas, como algo único, coexistieron la adoración al Sol y al dios Ishma en Pachacamac, 20 kilómetros al sur de Lima.
Luego de una fallida fundación de la primera capital del Virreinato (en Jauja), el valle del Rímac fue elegido para ser sede de la capital del más importante Virreinato de América. Con la llegada de los españoles, vinieron los negros convertidos en esclavos, la religión católica y sus congregaciones que dieron origen a una intensa vida no solo religiosa sino cultural. Un ejemplo de ello fueron los ritos que aquí se fundieron con los incaicos y dieron origen a una religiosidad “sui generis”.
Gran parte de las costumbres culinarias de la llamada comida criolla de hoy provienen de la colonia, tanto la  que provenía de la gente pobre como los dulces y los platos “más gourmet”.

Con el inicio de la lucha emancipadora y la República, se dio inicio a una serie de migraciones, las que aportaron nuevas costumbres, emprendimientos, modas y otros. Con un lapso de 40 años llegaron primero los chinos y luego los japoneses. Las primeras fábricas se instalaron y los italianos abren las primeras panaderías, la mayor parte de ellas ya cerradas como “Elio Tubino, Malatesta o La Virreyna” y la aún existente en la calle de Los Huérfanos, que lleva ese nombre, entre otras.
Con la llegada del siglo XX, la ciudad experimentó profundos cambios. Las avenidas se ensancharon, se construyeron plazas y Lima comenzó un proceso de crecimiento. Los Barrios Altos fueron sede de hermosas casas como la Quinta Heeren y el barrio de Santa Beatriz fue el inicio de la proyección del centro.
Sin embargo ese “desarrollo” significó también la destrucción de la “muralla y puertas de Lima”, el arco morisco al inicio de lo que es hoy la avenida Arequipa así como la necesidad de nuevos medios de comunicación como los tranvías que unían el Centro con los balnearios del sur (Miraflores, Barranco y Chorrillos) así como con el Callao.

Un hito importante fue el Centenario de la Independencia que dio origen años antes y durante esa época a la construcción de parques y plazas como la Plaza Francia y la 2 de Mayo, la construcción del antiguo Estadio Nacional, y alamedas con hermosas casas como el Paseo Colón, la consolidación del Parque de la Exposición y la Reserva y una intensa vida social y cultural cuyos íconos fueron el antiguo Palais Concert (hoy convertido en una tienda de departamentos), el Hotel Bolívar, los bares Morris y Maury.

Continuará….


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